No quiero estar más aquí, sin lugar concreto. En el mundo. Respirar es clavarme cristales en el pecho y cada paso desgarrarme los tendones. Llorar es arrancarme los párpados y sonreír es arañar la carne hasta dejar cicatrices. Todo lo que se hace está mal y lo que no se llega a hacer es peor. Los humanos son como un humo tóxico que enloquece a quién se acerque. En fin, si hablamos de paz es un sueño lejano que no hace más que estallar en carcajadas cada vez que intento volver a pensarlo... Y lo peor es que todo eso solamente está dentro de mí. 

A veces tengo fantasías con masticar cristales hasta que se me caigan los dientes y no saber dónde empieza el cristal y acabe la encía, clavarme un puñal para ver cómo se siente el dejar de respirar mientras se vacían los pulmones, arrancarme los huesos de las piernas para hacer esquí sobre esa imagen tan graciosa de piernas de gelatina. Imagino que en el fondo, todo el mundo tiene esos sueños despierto, tanto con ellos como con el resto, que aquí no hay pájaro con cabeza.

Y colorín colorado, con el cráneo de algún humano en el suelo estrellado, en los muertos de todo el mundo me he cagado, digo, este cuento se ha terminado.

Comentarios

Entradas populares